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Boletín digital de Educación Integral en Sexualidad para América Latina y el Caribe

Aportes de la investigación

La ESI en la Argentina: Genealogía de una política educativa con enfoques de Género y Derechos Humanos

Por Eleonor Faur

Se presentan algunos resultados de la investigación publicada en 2018 por iniciativa del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Ministerio de Educación de Argentina en la que analizan los procesos, resultados y lecciones aprendidas de la implementación del Programa de educación sexual integral (ESI) en la Argentina a lo largo de 10 años.

Resumen

Este artículo presenta una investigación publicada en 2018 por iniciativa del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Ministerio de Educación de Argentina. Analiza procesos, resultados y lecciones aprendidas de la implementación de la educación sexual integral (ESI) en la Argentina, entre 2006 y 2016. Su originalidad radica en colocar la pregunta sobre los procesos, políticas y alianzas estratégicas en el centro del estudio, comprendiendo que la ESI requiere de decisiones políticas como condición necesaria para su implementación programática. Se analizan, además, las estrategias de implementación de la ESI en provincias de la República Argentina y escuelas del conurbano de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

Introducción

Como parte de las acciones de monitoreo de la educación sexual integral (ESI) que lleva adelante el Programa ESI en la Argentina y a partir de una iniciativa del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en 2016 se desarrolló una investigación que exploró una dimensión poco visitada en los estudios sobre la educación integral de la sexualidad: los procesos políticos y las alianzas puestos en marcha para su implementación. La misma analizó los procesos, resultados y lecciones aprendidas de la implementación de la ESI en la Argentina, durante el período comprendido entre la sanción de la Ley homónima, en 2006, y el año 2016. Se trató de una investigación cualitativa que además de analizar las leyes, normas y documentos del programa ESI, realizó entrevistas en profundidad a decisores políticos e informantes clave de los niveles nacional y provincial (Faur, 2018).

Parte de la base que la educación sexual integral se reconoce como un derecho en los principales marcos conceptuales que suscriben las agencias de desarrollo internacional. Las orientaciones de UNESCO y del UNFPA asumen los enfoques de derechos, género y diversidad como centrales para su abordaje. En este contexto, distintos países latinoamericanos sancionaron también legislación específica sobre educación integral de la sexualidad.

El texto original se divide en tres partes: la primera examina el proceso de institucionalización de la ESI en el país (2006-2008), y la puesta en marcha del programa ESI en el ámbito nacional (2008 en adelante). La segunda parte explora la construcción de la estrategia federal de ESI y describe los recorridos atravesados por cuatro programas provinciales para su puesta en marcha en las jurisdicciones respectivas. La tercera parte incluye el análisis de las acciones desarrolladas en cuatro escuelas del conurbano bonaerense. En esta presentación, se pondrá foco en las dos primeras secciones.

Institucionalización e implementación de la ESI

El estudio señala como novedad del marco legal argentino el establecimiento de la universalidad de la ESI. Este enfoque refiere a tres aspectos complementarios: la necesidad de implementar la ESI tanto en escuelas de gestión estatal como en aquellas de gestión privada (incluyendo a las confesionales); el carácter federal de la ESI, lo que implica responsabilidad también por parte de las provincias del país, el establecimiento de los destinatarios desde el nivel inicial hasta el nivel superior de formación docente y de educación técnica no universitaria. Se destaca también la decisión política de desarrollar contenidos mínimos comunes, de negociarlos con distintos actores, sin renunciar a los principios centrales de derechos humanos, no discriminación e igualdad de género.

Una vez fortalecido el marco institucional, se priorizaron dos tipos de acciones entre 2008 y 2011: la elaboración y distribución de materiales y una primera estrategia de capacitación, que combinó la modalidad virtual y la realización de reuniones y congresos regionales. A partir de 2012, la estrategia implementada busca llegar a la totalidad de las escuelas establecidas en el país, con el diseño y la puesta en marcha del Plan de Capacitación Masiva “Es parte de la vida, es parte de la escuela”.

La elaboración de los materiales didácticos fue decidida a partir de una reflexión acerca de qué y cómo se debía enseñar la ESI. La prioridad era fortalecer el rol docente. En palabras de la Coordinadora Nacional del Programa ESI:

“necesitamos rápidamente dar cuenta que la educación sexual tiene unos protagonistas en cuanto a la enseñanza que son los docentes, no más los médicos que vienen con estas láminas y con el pene de madera, necesitamos hacer unos materiales que sean bien de aula, que lleguen a todas partes y que den cuenta de la integralidad.”

La elaboración de materiales constituye una estrategia continua del Programa que busca plasmar los lineamientos curriculares, incluyendo los principios de derechos humanos y los conceptos centrales de la ESI en actividades áulicas. 

Por su parte, la formación docente supuso una primera etapa de cursos virtuales (a partir de 2008 y con el apoyo del UNFPA) y una segunda etapa de capacitación presencial (entre 2012 y 2016). La puesta en marcha del programa federal de formación institucional “Educación Sexual Integral. Es parte de la vida, es parte de la escuela permitió un cambio de escala en la cantidad de docentes alcanzados (un “escalamiento vertical”). En total, se capacitó a más de 150.000 docentes en todo el país.

Estos procesos fueron acompañados por una gestión eficaz y por una inversión presupuestaria que permitió desarrollar este salto de escala en la formación docente, entendida como pieza clave en la implementación de la ESI.

Estrategia federal: la implementación en provincias

Uno de los objetivos de la política pública nacional consistió en apoyar y acompañar la institucionalización de la ESI en las 24 jurisdicciones del país. Ello supuso dos estrategias complementarias: la realización de acuerdos políticos con gobernadores y responsables de las carteras educativas y el fortalecimiento de los equipos técnicos de ESI en las provincias, y de su articulación para lograr un trabajo sinérgico con los distintos niveles y modalidades del sistema educativo de las provincias. 

Las provincias nombraron profesionales a cargo del Programa ESI en sus territorios. Ello permitió conformar una red de coordinadores y coordinadoras de Educación Sexual Integral con la participación de las distintas jurisdicciones y el liderazgo del Programa ESI en el nivel nacional, estrategia que se sostuvo a lo largo de todo el período analizado. 

La construcción de equipos provinciales se fortaleció también con el desarrollo de Encuentros Federales. Otra manera de dotar a las provincias de recursos consistió en la formación de recursos humanos locales que se integraran al equipo de talleristas nacionales para llevar adelante las jornadas de capacitación masiva. 

A pesar del importante impulso legal, la implementación de la ESI en las provincias todavía es heterogénea y los avances que se realizaron desde la gestión coexisten con resistencias de distinto tipo. En algunas provincias –entre éstas San Juan-, los obstáculos para el desarrollo de la ESI responden a la capacidad de los grupos conservadores para obstaculizar –o alterar los contenidos- de esta política. Por otra parte, las constituciones provinciales de Catamarca, Salta y Tucumán establecen la enseñanza religiosa en las escuelas de gestión estatal de todo el territorio. Recientemente, en el caso de Salta, la Corte Suprema de Justicia indicó que se trata de una medida inconstitucional. 

Lecciones aprendidas

El estudio destacó que la experiencia argentina indica que institucionalizar la ESI y proteger los derechos de niñas, niños, adolescentes y jóvenes requiere, ante todo, de un proceso político y de un liderazgo activo al más alto nivel.