← Boletín 2 - Septiembre 2018

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Boletín digital de Educación Integral en Sexualidad para América Latina y el Caribe

Haciendo camino al andar (1)

Círculo de Mujeres Rucalhue, espacio de Amor y Libertad

Por Esperanza Aurora Díaz Cabrera y Marianela Ortiz Mor

Se presenta el trabajo del Círculo de Mujeres Rucalhue, (Chile) donde a partir del encuentro personal y colectivo de niñas y mujeres, se analiza críticamente el complejo entramado de relaciones que sostienen y reproducen los sistemas de dominación.

Resumen

La institución escolar se ha erigido como parte de un complejo entramado de instituciones sociales que sostienen y reproducen diversos sistemas de dominación, entre ellos, el género, la raza y la clase. Sin embargo, en éste como en todo sistema que se pretende hegemónico se producen fisuras desde donde asoma la posibilidad de establecer nuevas relaciones sociales. El Círculo de Mujeres Rucalhue, es una experiencia que emerge desde esas posibilidades, y que ha permitido el encuentro personal y colectivo de mujeres de diversas edades en torno a un profundo cuestionamiento de nuestra manera “habitar el mundo”.

En Hualpén, una comuna ubicada en el sur de Chile, surge durante el año 2012 el Círculo de Mujeres Rucalhue, que ya cuenta con siete años de trayectoria. Esta experiencia se origina por el interés de profesoras del colegio Rucalhue que buscaban generar un encuentro intergeneracional entre niñas y adolescentes con la finalidad de realizar una educación integral (entre ellas la sexual) a las mujeres del colegio, partiendo de la constatación de la opresión y sumisión de la que somos parte en la sociedad, pues entendemos que la educación integral debe encaminarse hacia un profundo cuestionamiento de las sociedades patriarcales para lograr un real aprendizaje y desarrollo de las niñas y adolescentes.

Bajo esta premisa se realiza una primera invitación a las estudiantes de entre 10 y 18 años para que formaran parte de esta iniciativa, invitación que tuvo de inmediato una gran acogida, que se tradujo en la numerosa convocatoria que llenó el espacio de niñas y adolescentes que con su alegría, sus conversaciones, sus opiniones, sus vivencias, sus emociones, fueron haciéndose parte activa del proyecto, iniciándose de esta manera un largo, enriquecedor y potente camino del que han sido parte más de 200 estudiantes.  

“El Círculo de la mujer ha sido algo muy importante para mí porque me ha abierto puertas a distintos caminos, cómo a conocer mi cuerpo, aprender a quererme, etc. (…) lo bueno de este taller es que si una quiere entrar puede y, además, si no estás en este colegio igual te puedes integrar”. (Daniela, 11 años - 2016). 

Este espacio se propone desde una perspectiva feminista, que tal como propone Claudia Korol, es capaz de entregarnos interesantes “pistas para pensar nuestras perspectivas políticas y [educativas]; entre ellas: 1) la crítica a la dominación capitalista y patriarcal; 2) el sistemático cuestionamiento a la cultura androcéntrica; 3) la reflexión binaria que apunta a la deconstrucción de las categorías duales, binarias; 4) la búsqueda de horizontalidad y de autonomía; 5) la valoración del diálogo en la práctica política; 6) la radicalidad en la denuncia de los ordenamientos que pretenden disciplinar el campo de quienes resisten la dominación”. (Korol, 2007: 17).

El Círculo se cimienta en el reconocimiento y la importancia de desarrollar espacios separados de reflexión entre hombres y mujeres. Reconocimiento que se asume desde varias perspectivas, destacándose, por un lado, la confianza, la libertad, la seguridad y la mística que se logra cuando se reúnen sólo mujeres, y por otro, se entiende que, para lograr avanzar hacia un desarrollo integral de las niñas y adolescentes, se hace necesario la toma de conciencia por parte de ellas, las que de manera individual y colectiva van planteando formas alternativas de vivir.

En términos metodológicos se utilizan las estrategias provenientes de las pedagogías feministas, decolonizadoras y populares, con la finalidad de romper la rigidez escolar y adentrarse a nuevas maneras de aprendizajes que relevan esferas constantemente negadas, pero profundamente significativas, tales como el rescate de las raíces ancestrales, el autoconocimiento, el reconocimiento del cuerpo, la valoración de la relación intergeneracional, el juego, entre otros.

“Las profesoras de este Círculo han sido totalmente comprensivas, no ha sido como una profesora que te enseña a sumar o restar, ha sido algo distinto, ya que todas somos parte del Círculo, ninguna inferior a otra… algo fuera de un aula de clases donde solo vamos a sentarnos a escribir y ellas a enseñar. Hasta ahora el Círculo ha sido muy entretenido, ya que no solo ha sido sentarse a conversar, hemos hecho todo tipo de actividades… para el día contra la violencia hacia a las mujeres hicimos distintas actividades, como por ejemplo, estampamos en todas las poleras de nosotras y del colegio la frase: ni una mujer menos, ni una muerta más, etc.” (Fernanda - 14 años- 2016).

Los temas que se han ido abordando son diversos y apuntan hacia distintas áreas, entre ellos, el autoconocimiento y el autocuidado, el ciclo menstrual, la autodefensa, la historia de las mujeres, la violencia de género, ITS, los estereotipos, el patriarcado y el feminismo, debates sobre temas de actualidad. Complementariamente, se realizan actividades conmemorativas para el 8 de marzo y el 25 de noviembre en las cuales el Círculo de Mujeres toma un rol protagónico, con el desarrollo de múltiples intervenciones en el espacio educativo. 

Para todas quienes hemos formado parte de este espacio nos ha significado un constante aprendizaje e importantes transformaciones personales y colectivas, sin embargo, es interesante señalar que no solo influye en quienes participamos directamente, sino que se ha convertido en un foco irradiador de nuevas miradas, nuevas reflexiones y nuevos cuestionamientos que van contagiando y transformando otras vidas. Lo que se traduce, por ejemplo, en la posterior formación del Círculo de Hombres y Círculo de Mujeres – Empoderadas.

Por último, quisiéramos destacar que esta experiencia, así como muchas otras expandidas por distintos lugares del mundo, son expresión de la necesidad que tenemos las mujeres de reunirnos, de encontrarnos, de generar espacios donde podamos romper con la soledad, la angustia, la inseguridad; de romper con la falta de un espacio propio, con la constante sensación de extranjería, con la constante sensación de juicio, con el miedo a romper los estrechos límites de la feminidad que se nos imponen. He ahí donde radica el potencial de este espacio que permite que mujeres de distintas edades y con diversas historias se encuentren, piensen y actúen, trascendiendo los limitados esquemas que ofrece la educación formal.

Por lo demás, resaltar que esta experiencia no existiría sin el férreo compromiso y la gran valentía de las niñas y adolescentes que asisten con la convicción de cuestionarlo todo y crecer, crecer y crecer…; y que nos muestran cuánta sabiduría hay albergada en sus cortas vidas, cuánto ya han enfrentado, cuánto ya han resistido, cuanto ya han creado.

Contacto: esperanzaaurorad@gmail.com

Bibliografía

Korol, Claudia. “La educación como práctica de la libertad”. Nuevas lecturas posibles, en Korol, Claudia (compiladora). Hacia una pedagogía feminista. Géneros y educación popular. Argentina; Pañuelos en Rebeldía. Editorial el Kolectivo, 2007, pp. 9 – 22.