← Boletín 6 - Agosto 2019

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Boletín digital de Educación Integral en Sexualidad para América Latina y el Caribe

Aportes de la investigación

La Pedagogía de la Sexualidad: Procesos de planificación e implementación didáctica realizados por docentes en Chile

Por Daniel Reyes Pace

Se comparten las conclusiones del estudio “La pedagogía de la sexualidad”, publicado recientemente por la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC) UNESCO, Santiago. Se analizan los procesos de diseño y ejecución de educación en sexualidad por docentes en base a las Orientaciones Técnicas Internacionales sobre Educación en Sexualidad de las Naciones Unidas.

Psicólogo y Doctor en Psicología de la Universidad de Chile. Especialista en políticas públicas sobre educación, sexualidad, género y derechos sexuales y reproductivos. Investigador y profesor universitario, asesor para establecimientos educacionales y consultor para organismos nacionales e internacionales. Coordinador de la Comisión de Diversidad y Género del Colegio de Psicólogos de Chile

Introducción

En el presente artículo, se comparten las conclusiones del estudio “La pedagogía de la sexualidad”1 publicado recientemente por la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC) UNESCO, Santiago. En la misma se analizaron procesos de diseño y ejecución de educación en sexualidad realizados por docentes que tuvieron en consideración las recomendaciones en las Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad de Naciones Unidas.

Metodología

Se convocó a un grupo de profesoras y profesores a participar de un estudio sobre educación integral en sexualidad. Cada docente debía diseñar e implementar una clase de educación en sexualidad con base en las recomendaciones que proveen las Orientaciones. Estas podían ser usadas como única fuente, o bien, ser consideradas como un insumo más, entre otros, para elaborar la clase. El tema elegido y la manera de implementarlo era responsabilidad de cada participante. Participaron 19 docentes distribuidos de la siguiente forma: 3 de pre básica (4 a 6 años), 5 de primer ciclo (7 a 10 años), 6 de segundo ciclo (11 a 14 años), y 5 de tercer ciclo (15 a 18 años). Para el análisis de las planificaciones y observaciones de aula se elaboraron pautas o rúbricas de evaluación que permitieron sistematizar la información en relación con categorías previamente definidas. La entrevista se desarrolló una vez terminadas las etapas de planificación e implementación, y tuvo como objetivo recoger la experiencia por medio del relato de los propios docentes. La información obtenida a través de las planificaciones y entrevistas se examinó mediante análisis de contenidos. En el caso de la observación de aula, el análisis se efectuó en un proceso integrado con la recolección de datos. 

Contexto en el que se realizaron las observaciones:

Chile tiene una política de educación sexual en extremo descentralizada. Cada escuela cuenta con gran autonomía para desarrollar el tipo de actividades más cercano a su proyecto ideológico. Desde 1993, año en que se crea la “Política de Educación en Sexualidad para el Mejoramiento de la Calidad de la Educación”, el Ministerio de Educación estableció diversas exigencias orientadas a fomentar prácticas de educación en sexualidad. Sin embargo, el organismo no definió los contenidos de la enseñanza ni los métodos que se utilizarían. Esto redundó en que cada escuela se vio en la necesidad de desarrollar diseños sobre la base de sus propios intereses y recursos, lo que supuso una alta complejidad para su gestión. En 2010, la Ley 20.4182 incorporó un nuevo elemento que exige a los establecimientos que impartan educación media contar con un programa de educación sexual entre sus instrumentos de gestión. El programa debe poseer elementos mínimos, como enseñar sobre anticoncepción y prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS). Sin embargo, la Ley señala explícitamente que el abordaje de estos contenidos se tiene que efectuar según el “Proyecto Educativo Institucional” de cada establecimiento. Se trata, nuevamente, de una exigencia sobre la cual cada escuela posee amplios márgenes de decisión, y obliga transversalmente a la elaboración de definiciones institucionales, y con ello, a la formalización de objetivos y acciones futuras. Las observaciones realizadas se enmarcan en este contexto, las escuelas han sido convocadas a institucionalizar prácticas de educación sexual con pocas condiciones para hacerlas efectivas. A su vez, las y los docentes cuentan con insuficiente apoyo de los equipos directivos y son obligados a diseñar y ejecutar sus clases sobre sexualidad de manera autónoma, sin tener criterios establecidos por los establecimientos.

Conclusiones

1. Sobre la gestión institucional

La apuesta política descentralizada significa una complejidad en la gestión que las escuelas difícilmente logran resolver por sus propios medios. Esto redunda en planes específicos de educación sexual con definiciones laxas, que no disponen de mecanismos para la implementación de actividades y que difícilmente se constituyen en una guía para la docencia. A su vez, la falta de definiciones institucionales tiene como consecuencia que los profesores y profesoras deduzcan los objetivos y límites de la escuela respecto de la educación sexual y que transfieran sus propias normas al aula. Así, la ideología no se formaliza en los proyectos o en los planes, sino en las prácticas educativas de las y los docentes. Se puede inferir una conexión entre la ausencia de planes institucionales de educación sexual y el desempeño de las y los educadores. En tanto el establecimiento no provea una estructura que organice contenidos, objetivos y actividades, que otorgue progresión y secuencialidad a los aprendizajes de las y los estudiantes, y que, especialmente, explicite el marco conceptual y valórico sobre la sexualidad, la tarea de las y los docentes aparecerá́ muchas veces como un acto improvisado.

2. Sobre la planificación

El diseño de una clase sobre sexualidad es una actividad compleja, que muchas veces supera las competencias docentes. La profesora o profesor debe recoger y articular diversos elementos, entre los cuales pueden existir discursos contradictorios. Las planificaciones observadas no parecen ser un recurso útil para la didáctica, sino que representan una solución administrativa. El punto donde se observa mayor debilidad es en la descripción de actividades propuestas a las y los estudiantes y en la selección de materiales de baja factura y sin respaldo técnico, buscados abiertamente en Google. Al mismo tiempo, se observa amplitud y exceso de objetivos, los cuales sobrepasan las posibilidades de ser abordados en los tiempos de cada clase. En relación con las temáticas seleccionadas, se omitieron algunas de especial relevancia. En concreto, las y los docentes evitaron los contenidos de las Orientaciones que corresponden a los conceptos clave de “cultura, sociedad y derechos humanos y comportamiento sexual”. Prácticamente no se habló de género, placer sexual, diversidad o violencia sexual.

3. Sobre la didáctica

Las y los educadores se encuentran comprometidos con la participación de las y los estudiantes como elemento clave de sus procesos de aprendizaje. En todas las clases observadas destaca una preocupación por hacer que niños, niñas y jóvenes expresen su opinión y planteen inquietudes. Sin embargo, no siempre cuentan con las competencias para producir intervenciones que se traduzcan en reflexión y diálogos constructivos. La participación se reduce a preguntas abiertas dirigidas a la clase. Su foco está muchas veces orientado a la obtención de respuestas correctas por parte de las y los estudiantes, quienes, en consonancia, reproducen respuestas normalizadoras. Junto con ello, las y los docentes tienden a transmitir una normativa fuerte respecto de la sexualidad, muchas veces contraria contrapelo de a lo propuesto en sus propias planificaciones. La ausencia transversal de una perspectiva de género y de derechos, y sus ansiedades acerca de la sexualidad infantil y adolescente, se traducen en un enfoque de pánico moral y/o de riesgo sanitario.

4. Sobre el papel de las Orientaciones

En un contexto ideal, las Orientaciones operarían como garantes de prácticas pedagógicas de calidad. Sin embargo, la situación de las escuelas chilenas no provee las condiciones para que esto sea posible. Las Orientaciones son una guía que organiza y expande las nociones que las profesoras y profesores tienen de la educación sexual. En particular, el cuadro panorámico de conceptos y temas clave les permite reconocer elementos que pueden abordarse con sus estudiantes, en cada nivel, fomentando conversaciones sobre la sexualidad que, de otro modo, serían omitidas o censuradas (particularmente relevante en los primeros niveles escolares). Sin embargo, las prácticas observadas mostraron precariedad en el diseño, errores conceptuales, entrega de información incorrecta y poca capacidad para producir reflexividad en las y los estudiantes. Enfrentadas al déficit sistémico de la política de educación sexual chilena, las Orientaciones no logran revertir el problema de la calidad de las prácticas pedagógicas en sexualidad.

Recomendaciones

Del estudio se desprenden recomendaciones para diversos actores, incluyendo establecimientos educacionales y el Ministerio de Educación de Chile. Sin embargo, para efectos de esta publicación nos limitaremos a mencionar recomendaciones a las instituciones formadoras de docentes y para UNESCO. En primer lugar, las escuelas de pedagogía deben fortalecer la transferencia de métodos de enseñanza participativos a las y los docentes en formación. Profesores y profesoras acusan tener poca preparación en cuanto a metodologías y una casi exclusiva presencia de contenidos sobre sus asignaturas específicas. En este sentido, se recomienda agregar en las mallas curriculares cursos para que las y los educadores aprendan a diseñar e implementar ejercicios didácticos que otorguen protagonismo a las y los estudiantes y que sean útiles para la enseñanza de diversas temáticas, especialmente para aquellas consideradas como transversales, como la educación para la ciudadanía, la educación ambiental, la educación para la salud y la educación en sexualidad. En segundo lugar, UNESCO debe desarrollar material complementario a los temas y objetivos de aprendizaje propuestos en las Orientaciones. Tal como lo demandan los propios profesores y profesoras, se requiere una propuesta de actividades específicas para cada objetivo de aprendizaje por nivel. Esto facilitaría la tarea a docentes que no cuentan con recursos adicionales para el diseño e implementación de actividades y, por extensión, se constituiría en un insumo para mejorar la calidad de las prácticas.

Para profundizar sobre los resultados de la investigación, invitamos a ver la Video Conferencia sobre Pedagogías de la Sexualidad, de Daniel Reyes, en el sitio de FLACSO, conferencias de la Comunidad de Prácticas ESI https://www.flacso.org.ar/producciones-audiovisuales/conferencias-de-la-comunidad-de-practicas-de-esi/