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Boletín digital de Educación Integral en Sexualidad para América Latina y el Caribe

Diego Sempol es doctor en Ciencias Sociales (UNGS-IDES, Argentina), docente e investigador del Departamento de Ciencia Política (Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República), investigador Nivel 1 de la ANII. Trabaja temas relacionados con masculinidades, sexualidades, teoría queer, pasado reciente, y tiene publicados numerosos libros, artículos en revistas académicas y capítulos de libros sobre estos temas.

¿Desde cuándo y cómo se fue instalando la “Marcha por la Diversidad”? ¿Por qué se designó de esa manera? ¿Hay diferencia con la marcha del orgullo que se celebra en otros países?

La primera edición de la marcha de la diversidad fue en el 2005 y fue como un cambio en la forma y en la convocatoria de protesta del movimiento de la diversidad sexual en Uruguay, que había iniciado las marchas del orgullo LGTB en el año 1993. En el  2005 se decidió cambiar la convocatoria, las características de lo que se reclamaba, pasando a desarrollar una perspectiva interseccional de los problemas de desigualdad y discriminación en el sobreentendido que en Uruguay el gran problema era la homogenización social y formas de opresión que inivisibilizaban la diferencia. Por ello, se llamó Marcha por la Diversidad y se incluyó en aquel momento, en la proclama, cuestiones que tienen que ver con diversidad sexual, feminismo, afrodescendencia, movimiento cannábico y con las reivindicaciones del sindicalismo y los estudiantes. Hizo un marco de lucha transformativo, amplio, en el cual se tematizaron diferentes libertades vinculadas al cuerpo. Y esto generó de alguna forma, una diferencia y un incremento significativo en la convocatoria. El orgullo subsiste dentro de la marcha de la diversidad pero subsumido dentro de la lógica más interseccional y más post-identitaria.

¿Qué lenguajes o expresiones artísticas se manifiestan  en cada marcha? ¿Qué recursos utilizan en la marcha para lograr un impacto visual?

Generalmente se cuidan muchos los aspectos visuales, la parte de diseños, hay una gran cantidad de músicos de la escena queer, que participan en los diferentes espacios de la marcha.  En lo que es la previa y en el escenario central artistas reconocidos como Dani Umpi, Kevin Royk  o DJs como Paola Dalto, son  centrales y básicamente se trata de jugar con toda una serie de elementos simbólicos de la subcultura de la diversidad sexual.

¿Por qué considerás que es una marcha tan concurrida en Uruguay?

Creo que es una marcha muy concurrida debido a la capacidad de articulación de demandas que genera y al espacio seguro y transformativo que tiene el nivel de la inter-subjetividad. Muchas personas que se manifiestan en estas marchas sienten que hay un proceso de expansión de su experiencia subjetiva y de liberación que es muy importante, generando un “boca a boca” y una transmisión muy fuerte que termina teniendo un gran impacto.

¿Cuáles son las principales consignas o demandas que se presentan en 2022? ¿Cuáles considerás que son los temas aún pendientes en términos de derechos de personas LGTB?

Este año los reclamos de la Coordinadora por la Marcha de la Diversidad están centrados en el cumplimiento de la Ley Integral Trans que se aprobó en el año 2018, ya que el actual gobierno no está cumpliendo, no se están cumpliendo con las cuotas (o cupos) para trabajo para las personas trans, ni la protección de las trayectorias educativas, ni la atención en el sistema de salud y el cumplimiento de las prestaciones específicas para estas corporalidades. También se exige lo referente a la vivienda justa, el presupuesto para la educación y frenar la violencia homolesbotransfobica que ha tenido diferentes episodios en el último año en Uruguay.

Para ampliar, compartimos la siguiente nota del periódico uruguayo “la diaria”.