Auge y declive de la gobernanza regional en América del Sur

Reseña sobre Seminario – Discusión: “Auge y declive de la gobernanza regional en América del Sur: una mirada desde la geopolítica”.

Por Bárbara Turner.

Reseña sobre Seminario – Discusión: “Auge y declive de la gobernanza regional en América del Sur: una mirada desde la geopolítica”

¿Cuál es el escenario internacional hoy en día?, obviamente se han gestado cambios significativos en los últimos tiempos, ¿cómo nos han afectado?, ¿qué cuerpos teóricos pueden explicarlo?, ¿toman aún los países en cuenta la integración y gobernanza regional para la toma de decisiones?, ¿tiene el Brexit alguna consecuencia directa para América Latina?, ¿y el fenómeno Trump? Éstas y muchas otras preguntas fueron respondidas el día viernes 22 de julio en un nuevo Seminario – Discusión, con la exponencial participación del académico Wolf Grabendorff, en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), sede Argentina, con Mercedes Botto, Andrés Serbin y Bruno Moser Nunes como comentaristas.

La presentación del Profesor Wolf Grabendorff comenzó con una expresión rotunda: el constructivismo como enfoque teórico en las relaciones internacionales ya no logra dar explicaciones valederas para la realidad del sistema internacional de hoy. El constructivismo aborda a la sociedad internacional como identidades sociales que generan una cierta cultura compartida que varía desde la enemistad, la rivalidad o la amistad, respectivamente. Sin embargo, la sociedad del siglo XXI caracterizada por la alta competencia y un aumento de las rivalidades, resultado de las desigualdades y un crecimiento inequitativo, es inminente la vuelta a la Geopolítica.

La nueva Geopolítica puede caracterizarse, en principio, por una desaparición de la territorialidad y el surgimiento de una pluralidad de actores, con la consecuente trascendencia de los medios de comunicación masivos y el mayor peso de la participación de la sociedad civil. En este escenario, la definición de América Latina como un fin en sí mismo, permite comprender que no debe darse nada por sentado.

La creación de nuevas instituciones de gobernanza regional como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) innovaron las formas de cooperación previas, ofreciendo una original dinámica Sur – Sur bajo el liderazgo de Brasil; pero fueron posibles bajo situaciones excepcionales tanto de índole domestico – liderazgos de Lula Da Silva en Brasil y Hugo Chávez en Venezuela – como externos -“boom económico” generado por las exportaciones de materias primas.

Hoy este modelo está en declive, según Grabendorff por distintas razones. La primera de ellas son los condicionantes internos, generados a partir del hiper-presidencialismo latinoamericano y las diferencias establecidas entre los gobiernos de turno (efecto de la actual falta de liderazgo personal), afectando así la estabilidad política. En segundo lugar, podemos encontrar una redefinición de los intereses nacionales, ya que en algunos países se han convertido en intereses transnacionales. En tercer lugar, se encuentran los condicionantes externos: el fin del “boom económico” ligado a la exportación de materias primas, la vuelta de Estados Unidos a la región como contrabalanceo de una fuerte influencia de China en la misma y el resurgimiento de la Organización de los Estados Americanos (OEA) frente al “fracaso” del modelo de integración regional UNASUR y su tipo de estrategia. Finalmente, puede observarse también una crisis de los modelos de integración, que han generado, a su vez, un aumento en los acuerdos y relaciones bilaterales.

A continuación el Profesor Andrés Serbin analizó los cambios en los polos de poder existentes en el sistema internacional actualmente, como consecuencia del cambio en las preferencias de las elites de los diversos Estados, estableciendo principalmente dos nuevos polos sustanciales: Asia Pacífico y Eurasia. Los posibles cuerpos teóricos que permiten entender estas modificaciones en el entorno internacional son el G-0 en el cual se considera que no puede delimitarse aún, de forma inmediata, un polo de poder establecido vigorosamente, y el G-2 estableciendo como hegemones regionales tanto a China como a Estados Unidos. En el primero de ellos, Serbin argumentó que puede observarse un orden mundial más fragmentado y regionalizado, en el cual permanecen aún diversas potencias magnánimas, pero ninguna superpotencia. Por otro lado, el segundo cuerpo teórico responde a las nuevas relaciones inestables y tensas entre Estados Unidos y China en las cuales, pese a la retórica de ambos Estados, se ha generado una desconfianza estratégica mutua – lo cual tendría efectos rotundos en América Latina.

Por último, el comentarista Bruno Moser Nunes hizo referencia – a partir de los papers “La gobernanza regional en América Latina: Condicionamientos y limitaciones” y “Geopolitical issues in the Southern Cone – A view from Buenos Aires” por Wolf Grabendorff – a un gran “cambio tectónico” en el sistema internacional en el largo plazo y un cambio regional en el corto plazo. Es decir, una decadencia del eje transatlántico y una nueva orientación de EE.UU por un lado, y la ampliación en la heterogeneidad de las preferencias nacionales en América Latina, lo que ha tornado más difícil los consensos sobre acciones conjuntas y su desarrollo institucional en bloques regionales.

Auge y declive de la gobernanza regional en América del Sur