Feminismo y Relaciones Internacionales

8 de marzo de 2017.
El primer paro internacional de mujeres nos interpela.

Por Diana Tussie,  Directora del Área de Relaciones Internacionales y Directora Académica de la Maestría en Relaciones Internacionales de la FLACSO Argentina.

“Este 8 de marzo la tierra tiembla. Las mujeres del mundo nos unimos y organizamos una medida de fuerza y un grito común. Hacemos huelga, nos organizamos y nos encontramos entre nosotras. Ponemos en práctica el mundo en el que queremos vivir”, escribieron integrantes del Colectivo Ni Una Menos.

“Nos apropiamos de la herramienta del paro porque nuestras demandas son urgentes. Hacemos del paro de mujeres una medida amplia y actualizada, capaz de cobijar a las ocupadas y desocupadas, a las asalariadas y a las que cobran subsidios, a las cuentapropistas y a las estudiantes, porque todas somos trabajadoras”.

Es la primera vez que nos lanzamos a un paro internacional pero no es la primera vez que las mujeres nos organizamos internacionalmente. La lucha por obtener derechos de ciudadanía y luego derecho a voto en la primera mitad del siglo XX fueron movimientos internacionales. Hoy la campaña contra la violencia de género y por el cambio de valores pidiendo que la justicia legisle se extiende por el globo. Las mujeres siempre supimos y sentimos en carne propia que si el patriarcado es internacional, las mujeres fuimos, somos y seremos capaces de campañas internacionales. Nuestra organización a lo largo de la historia se afincó en una visión comprometida del mundo opuesta y superior a las maneras de pensar dominantes.

Sin embargo, en el campo de las Relaciones Internacionales estamos en deuda. No hemos podido situar el género y lo internacional alrededor del feminismo. Hemos hecho escasos esfuerzos por evitar la marginación de los estudios feministas en las Relaciones Internacionales, aun sabiendo que tanto el imperialismo, la colonización como el nacionalismo generalmente han surgido de una memoria masculinizada, ya sea de la humillación masculinizada o de  una esperanza también  masculinizada. Nuestro campo entero asume hombres y jerarquías de género y los inscribe en sus cánones y organizaciones académicas como la norma. En este día de lucha convocamos a hacer ingentes esfuerzos por cambiar este patrón académico y unir las Relaciones Internacionales al feminismo.  Para ello además de marchar debemos asumir riesgos intelectuales, es decir,  poner el cuerpo para superar el positivismo que mantiene la división entre la objetividad académica y los “sesgos personales”. Es hora de juntarnos para superar el  aura masculina del campo.