“La participación requiere una mirada crítica”

La participacion requiere una mierada critica“La participación requiere una mirada crítica”
Uno de los principales promotores del Presupuesto Participativo de Porto Alegre habla de su reconocida experiencia en Brasil y la integración regional.
Por Fabio Oliva
Publicado en diario Tiempo Argentino el 16 de noviembre de 2014

El sociólogo Luciano Fedosi visitó Buenos Aires para dar una charla, invitado por el Programa de Planificación Participativa y Gestión Asociada, donde expuso sobre uno de sus recientes trabajos: “Cómo abordar la investigación evaluativa sobre formación de conciencia ciudadana y democracia participativa de políticas públicas participativas”. Una visita que coincidió con los festejos, por los 40 años de Flacso Argentina.

El encuentro con Fedosi fue durante la reunión de trabajo preparatoria de la charla; el resultado un diálogo-entrevista que fue compartida con Héctor Poggiese, Integrante del Consejo Académico Flacso en el Área Desarrollo, Innovación y Relaciones Estado Sociedad y Director del Programa PPGA, y Ricardo Muir Investigador del Área de Cooperación. Entre preguntas y respuestas se entrelazaron las experiencias de la Argentina y Brasil, que expresan verdaderos “cauces” para seguir explorando posibilidades de mayor integración.

–¿Se puede explicar al Presupuesto Participativo (PP) como una política de inclusión?

–Sí, es un procedimiento muy importante para la inclusión social en Brasil, un país con una profunda desigualdad que se expresa sobre todo en las ciudades. Ciudades partidas, donde cada vez más se ve la segregación: social, espacial, territorial. Y por otro lado, la autosegregación de las clases superiores en condominios cerrados. El PP, por su diseño, por ser un instrumento abierto a todos, se convirtió en un procedimiento muy importante para que los sectores populares, que históricamente no tenían voz, pasaran a participar de forma racional, no clientelista, de un sistema basado en criterios de redistribución.

–¿De qué manera la participación contribuye a la transformación y recuperación del Estado?

–El PP no es una institución tradicional del poder político, coloca la cuestión del rol del Estado en términos de su responsabilidad de garantizar derechos, pero sobre todo, en el rol de la calidad del Estado. Permite preguntarse: ¿Para quién el Estado debe gobernar? Es la disputa en torno de los recursos.

–En su último libro hace un estudio profundo sobre cómo abordar la investigación evaluativa sobre formación de conciencia ciudadana. ¿Podría subrayar algunos aspectos claves?

–Se trata del tema de la “efectividad de la participación”. En el caso de Porto Alegre el proceso participativo se desarrolló en más de dos décadas, es un tiempo importante para  investigar los resultados sociales. Y permite demostrar que la participación es un factor importante para el surgimiento de la conciencia de la ciudadanía, la conciencia a ejercer derechos.

–¿Qué es la “pedagogía espontanea”?

–Es la cuestión de los límites del PP. No se pensó en crear una metodología, por ejemplo considerar la combinación con la Planificación Participativa y Gestión Asociada. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de un proceso que tiene una heterogeneidad, una pluralidad muy grande. Hay muchas asimetrías, por lo tanto, uno de los mayores límites del PP fue apoyarse en una “pedagogía espontánea”, pensando que los ciudadanos, solamente participando de las asambleas, estarían construyendo un aprendizaje o una conciencia social. Hay que pensar el PP a partir de una metodología, una pedagogía que posibilite un crecimiento de calidad.  Necesita superar la espontaneidad que es el asambleísmo, la gente levanta las manos, a favor o en contra, importante, pero no es por ahí que se tiene un crecimiento mayor.

–¿Qué rol deberá tener el Estado para promover el desarrollo y afianzamiento de la conciencia de ciudadanía?

–Una de las grandes cuestiones para los países en el nuevo contexto regional de la participación, es unir a la participación con la construcción de un nuevo Estado, y la construcción y fortalecimiento de la sociedad civil. Los procesos de democracia participativa deben superar al asambleísmo ingenuo, incapaz de construir decisiones y establecer relaciones con efectividad en términos de políticas públicas. Hay que cualificar el PP para que eso no suceda. Una cogestión constructiva y no solamente de protesta, asambleísta o autogestiva. Esto es un desafío muy grande pero necesariamente la ampliación de la democracia exige una capacitación y reconocer que la gente siempre tiene conocimientos, el saber popular.

–El triunfo de Dilma, que continúa el camino del de Evo en Bolivia y del Frente Amplio en Uruguay, genera un contexto especial para un avance de la democracia participativa en la región. ¿Qué apuestas a futuro imagina para fortalecer una red de experiencias de Participación Popular de la Patria Grande?

–Estamos en un momento histórico único, después de los siglos de la independencia con la formación de los países sudamericanos. La región ha resistido a las dictaduras. Las democracias posteriores a los períodos autoritarios se sometieron a la hegemonía del poder internacional y sobre todo de la geopolítica internacional. Ahora estamos en una época donde varios países, a su modo, están enfrentando con mucha dificultad, pero también con éxitos, una etapa con elementos comunes muy importantes. Entre ellos: primero, la cuestión de la inclusión social, la región que necesita superar la pobreza y las profundas desigualdades. Segundo, consolidar las democracias, o sea, asegurar que los regímenes autoritarios, sean militares o disfrazados, no vuelvan. Tenemos temas comunes donde la Argentina es muy inspiradora, con avances como la Ley de Medios, que enfrenta uno de los pilares fundamentales de la historia de la dominación del continente, los oligopolios y monopolios de los medios de comunicación. También la cuestión de los nuevos derechos. Por último la autonomía de la región. Es una situación nueva mucho más compleja, las formas de intervencionismo son más sutiles. Para enfrentar a estas economías la cuestión de la unidad de América Latina. La Patria Grande es el tema soñado, utópico, es una oportunidad que no podemos perder.

–Por último, ¿a qué atribuye la “mitificación” de la experiencia del Presupuesto Participativo de Porto Alegre?

–Son varias las causas, pero se podría sintetizar con la idea del “síndrome de los pioneros”. Cuando la experiencia se transformó en una referencia importante para la ONU, creó una especie de bloqueo a los sectores políticos responsables y los ciudadanos que pasaron a rechazar las tentativas de reconocer los límites y la necesidad de perfeccionamiento permanente. La participación requiere, como toda práctica social, una mirada crítica. Una visión de innovación permanente. En cambio hubo una actitud de dogmatización. Hoy el presupuesto participativo está desfigurado. También porque en 2005 hubo un cambio político que ganó las elecciones diciéndole a la población que mantendría el presupuesto participativo por su gran legitimidad pública, pero esa continuidad, hoy tiene una pérdida de calidad tremenda.