“Lo que hoy emerge no necesariamente supone un único orden político”

Bejar Maria Dolores“Lo que hoy emerge no necesariamente supone un único orden político”
Entrevista a María Dolores Béjar, docente de la Maestría en Ciencia Política y Sociología, a 25 años de la caída del Muro de Berlin
Publicado el 9 de noviembre en diario La Nación.
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“Lo que hoy emerge no necesariamente supone un único orden político”

– En 1989 se habló del “fin de las ideologías”. ¿En qué medida cree usted que esa anunciada muerte sucedió en estos 25 años?

-No estoy de acuerdo con la concepción que postula el fin de las ideologías, porque supone la ausencia de actores sociales y políticos que discuten y se organizan cuestionando el capitalismo liberal.

La teoría de Francis Fukuyama, director delegado del Cuerpo de Planeamiento de Política del Departamento de Estado de los Estados Unidos, acerca del fin de la historia, se presentó en un marco histórico bastante preciso: el inicio del desmoronamiento de los regímenes del “socialismo real” en Europa del Este a partir de 1989. La decadencia del socialismo sería la demostración de que no habría de aparecer, con real éxito y vigencia importante, un régimen político alternativo al capitalismo liberal. Sin embargo, el capitalismo liberal, sin una opción que compita, ha dado paso a un período signado por las recurrentes crisis económicas y sociales hasta desembocar en la extendida crisis de 2008. La desigualdad social se ha disparado brutalmente con una pequeña porción de ricos cada vez más ricos y la ampliacion del número de desocupados.

Es un período de incertidumbres en el que se visualiza lo que está dejando de ser, pero no se vislumbra lo que emerge, que no necesariamente supone un único orden social y político.

-Hobsbawn escribió que el siglo XX termina con la caída del Muro de Berlín. ¿Hasta qué punto cree que estos 25 años representan una nueva era, y en qué medida continúan las líneas centrales del siglo XX?

-Es posible reconocer una nueva era en varios sentidos. En primer lugar, en relación con la consolidación de la globalización, en el marco de la cual contamos con una economía basada en la producción de bienes en forma transnacional. En segundo lugar, la emergencia de un nuevo grupo de países, los BRIC, con un alto grado de crecimiento y que buscan el diálogo entre ellos. También está el enorme poder de una tecnología constantemente revolucionada en la economía, y sobre todo, en la fuerza militar. Otro factor está dado por el desplazamiento del centro económico mundial desde Estados Unidos al norte, al sur y este de Asia. Si bien comenzó en los años setenta y ochenta con la presencia de Japón, desde los noventa el auge de China ha marcado un hito. El debilitamiento de la autoridad de los Estados nacionales y el fracaso de la tentativa de Estados Unidos de mantener en solitario una hegemonía mundial después de 2001. Por último, la proliferación de guerras intraestatales con nuevos actores: grupos insurgentes, paramilitares, policías, ejércitos, mercenarios, “señores de la guerra” y grupos criminales de carácter mafioso, en las que el mayor número de víctimas se encuentra entre los civiles, una tendencia que se viene dando desde las dos guerras mundiales. El presente se eslabona, en gran medida, con el siglo XX a través del procesamiento de la crisis global, cuyas raíces se encuentran en los primeros años de la década de los setenta, cuando se quiebra el pacto entre capital, Estado y trabajo que nació en la posguerra y se prolongó en los denominados años dorados (1945-1973).

– Se ha escrito sobre el comunismo como la religión laica del siglo XX. Con su crisis, hace 25 años, ¿cree que alguna ideología lo reemplazó en ese sentido?

– Con la caída del bloque soviético y la crisis del comunismo terminó (al menos hasta hoy) la presencia de un pensamiento y de un modo de organización proponiendo un proyecto alternativo al capitalismo y que al mismo tiempo compartía elementos claves con la ideología liberal democrática: la fe en el progreso y en la razón. No creo que haya que esperar necesariamente la emergencia de una nueva ideología. Sí considero necesaria la conformación de propuestas políticas y sociales que pongan barreras al capitalismo global con fuerte peso de su aspecto financiero entrelazado con su dimensión productiva, y que conlleva la destrucción del tejido social en los países que un día formaron el Tercer Mundo, pero también en el que fuera el Primer Mundo.