¿Por qué hablar de adultos mayores?

Publicado en El telégrafo
Sábado 31 de mayo de 2014
Por Kléver Paredes B.
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Al igual que otros grupos vulnerables existe un segmento de profesionales jubilados cuya experiencia y conocimiento no es aprovechado. para ellos hay muy pocas posibilidades de reinserción laboral

¿Por qué hablar de adultos mayores?

El acelerado envejecimiento poblacional obliga a que la ciudadanía y el Estado se empoderen de este tema. Quienes ahora tienen entre 20 y 30 años serán los nuevos adultos mayores en 2050 y sobrepasarán en gran medida a los habitantes de menor edad. Por esta razón deben planificar desde ahora su futuro. La tendencia en otros países latinoamericanos, como Uruguay y Argentina, es pasar de las políticas de la vejez, dirigidas a asistir la dependencia, a normas que favorezcan una ancianidad digna, con buena salud, derechos, inclusión y participación.

Todos, hombres y mujeres, queremos que nuestra vida sea lo más duradera en este mundo. Vivir más años es el ideal y para este propósito  han contribuido los adelantos de la medicina, tecnología, el control de los nacimientos y una mejor calidad de vida. Paradójicamente, llegar y ser un viejo o vieja no motiva el mismo entusiasmo en relación a otras etapas de la vida.

¿Por qué hablar sobre adultos mayores? Por el aumento de la expectativa de vida en el mundo, porque todos envejecemos. En el caso de Ecuador se estima en 75 años y en el futuro en más 80, según las proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La tendencia indica que las mujeres vivirán más que los hombres, 83,5 años y 77,6, respectivamente.

El envejecimiento de la población es uno de los fenómenos demográficos más importantes de la época. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advierte que el nivel de envejecimiento que los países europeos lograron en 2 siglos lo alcanzará América Latina, en condiciones económicas menos favorables, en apenas 50 años, a causa del cambio acelerado de la fecundidad y la mortalidad.

En el mundo, el año 2050 es tomado como punto de referencia al hablar sobre el envejecimiento poblacional. En esa fecha por primera vez la población mayor de 60 años sobrepasará a los niños y jóvenes. Ecuador entonces tendrá más de 23 millones de habitantes, de acuerdo a las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Si el envejecimiento poblacional es una realidad ineludible en el mundo y en Ecuador, es muy importante plantearse ¿Qué se ejecuta al respecto desde el Estado, la sociedad, la familia y a nivel individual? ¿Cómo debemos prepararnos para este futuro? ¿Es necesario conocer más sobre la vejez?

A continuación mencionamos 4 aspectos que ameritan el empoderamiento ciudadano y que ponen en evidencia la urgencia de emprender acciones a favor de los adultos mayores.

Los nuevos adultos mayores están a la vuelta de la esquina

Los jóvenes que en la actualidad tienen entre 20 y 30 años, en 2050 serán quienes conformen la población de adultos mayores de Ecuador. Para entonces tendrán 55, 60, 65, 70 años. Un futuro que está a la vuelta de la esquina.

El mismo Gobierno ecuatoriano advirtió hace poco que en los próximos 11 años la población de adultos mayores en el país se duplicará, al pasar de los 940 mil personas mayores de 65 años que hay en la actualidad a 1,8 millones en 2025.

El cambio de paradigma es urgente y necesario cuanto mayor es el desafío que enfrenta la humanidad por causa del envejecimiento poblacional.

Corresponde a la familia, a las instituciones educativas, medios de comunicación, entidades del Estado, a asumir la tarea de informar y educar a las nuevas generaciones en la perspectiva de que vivirán más años que padres y abuelos, por tanto es necesario prepararse para vivir en un mundo en el que la presencia de personas adultas mayores será cada vez mayor.

Pasar de un entorno negativo a uno positivo

La concepción de la vejez en estos tiempos se asocia con la enfermedad, la dependencia, la soledad, la muerte, una menor capacidad adquisitiva y la pérdida de estatus. Una vida totalmente negativa y contrapuesta a todos los valores considerados positivos como la juventud, trabajo y bonanza económica.

Desde esta perspectiva, el envejecer aparentemente iría en contra de la “felicidad”. La alternativa a esta realidad es diseñar y resolver proyectos de vida más amplios en los que tengan cabida diferentes concepciones de los valores y de la propia vida, para satisfacer aspiraciones y necesidades del adulto mayor.

En este sentido los espacios de encuentro, esparcimiento y recreación de los jubilados del Seguro Social, Fuerzas Armadas, Policía y los que llevan adelante los municipios son una alternativa positiva para los actuales y futuros adultos mayores.

Según una investigación realizada por la Universidad de Flinders, Australia, y publicada en el Journal of Epidemiology and Community Health, determinó que un entorno social positivo incidía en una expectativa de vida más larga para los adultos mayores, en algunos casos con mejores resultados en relación a los cuidados médicos.

El proceso de envejecimiento no es igual para todos

Es importante comprender que el proceso de envejecimiento no es idéntico para todas las personas. Las diferencias están marcadas según el género, el nivel educativo, las condiciones socioeconómicas, el estilo de vida, entre otros aspectos. No envejece de igual forma una persona que vive en el campo en relación a una que vive en la ciudad.

Frente a esta realidad el desafío es poder llegar a la diversidad de expresiones que implican la vejez y el envejecimiento y que las políticas públicas atiendan a esa diversidad.

Los retos de la longevidad son varios: mantener y aumentar la independencia de los adultos mayores, prevenir la aparición de la dependencia, asegurar una vejez con buena salud, fomentar espacios de participación, inclusión y reinserción laboral. En este sentido, la tendencia es pasar de las políticas de la vejez, dirigidas a asistir la dependencia, a las políticas del envejecimiento, dirigidas a favorecer una vejez con buena salud, sin dejar de tener en cuenta la importancia de lo mencionado anteriormente.

Inclusión, participación y reinserción laboral

La discriminación por ser viejo o vieja se la sufre antes de llegar a la jubilación. Un ejemplo es la dificultad casi invencible por conseguir un trabajo para las personas que sobrepasan los 40 años.

Como señala la socióloga María Julieta Oddone, “desde la segunda mitad de la vida activa y en toda la pasiva, soportamos un acoso social por el mero transcurrir del tiempo, más allá de las capacidades individuales. La discriminación etaria es frecuente en las sociedades occidentales que se basan en valores que exaltan la juventud y el cambio rápido de usos y costumbres, y que no se han preocupado en diseñar roles sociales para las personas adultas mayores”.

Oddone enfatiza en la necesidad de superar la discriminación a partir de la difusión de la problemática o de acciones y legislaciones concretas, que apuntan a trabajar a favor de los derechos de los adultos mayores, como actores sociales.

Cabe preguntarse entonces, ¿cómo cumplir estos derechos de los adultos mayores y cómo aprovechar su conocimiento y experiencia en espacios de reinserción laboral?

En Ecuador existen grupos de adultos mayores en situación de vulnerabilidad. El Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) les entrega $ 50 mensuales a través del bono de desarrollo humano.

Las personas mayores de 65 años y que no cuentan con ningún tipo de seguro son los beneficiarios de esta política: cerca de 600 mil en el país.

Pero existe un grupo de adultos mayores que no está cuantificado y de quienes no existen datos concretos. Ellos son los que todavía pueden generar recursos, además de aportar a la economía familiar.

En este grupo entran los profesionales jubilados: médicos, abogados, investigadores, docentes… Este conocimiento y experiencia no se aprovecha y tampoco se ha cuantificado qué representa en términos económicos para el país.

El aporte de los jubilados o ‘retirados’ por ahora no tiene espacio y es un deuda pendiente del Estado emprender proyectos de reinserción laboral para este grupo.

DATOS

¿Qué señala la Constitución del Ecuador sobre los derechos de las personas adultas mayores? Citamos los siguientes artículos que establecen el marco legal a ser cumplidos en el país.

Art. 36. Las personas adultas mayores recibirán atención prioritaria y especializada en los ámbitos público y privado, en especial en los campos de inclusión social y económica, y protección contra la violencia. Se considerarán personas adultas mayores aquellas personas que hayan cumplido los sesenta y cinco años de edad.

Art. 37. El Estado garantizará a las personas adultas mayores derechos como la atención gratuita y especializada, así como el acceso sin costo a las medicinas; trabajo remunerado, jubilación universal, rebajas en los servicios públicos y servicios privados de transporte, entre otros.

Art. 38. El Estado establecerá políticas públicas y programas de atención a las personas adultas mayores, que tendrán en cuenta las diferencias específicas entre áreas urbanas y rurales, las inequidades de género, la etnia, la cultura y las diferencias propias de las personas, comunidades, pueblos y nacionalidades; además fomentará el mayor grado posible de autonomía personal y participación en la definición y ejecución de estas políticas.