Clínica de situaciones en la escuela

Escribir las prácticas, construir problemas, investigar modos de intervención


Contenidos

Módulo 1: ¿Dónde se escribe la escuela?

Nos preguntamos si hoy los lenguajes que circulan y que usamos en las instituciones educativas y las maneras acostumbradas de pensar los problemas son capaces de leer lo que sucede. De un tiempo a esta parte la realidad rebasa los nombres y las fórmulas para pensarla. Luego, vino el virus y pasó.

¿Qué es hoy un “alumno”, una “familia”? ¿Qué es “inclusión”, “acompañamiento”, “trayectoria”? ¿Qué es un “problema”, una “intervención”? Sabemos en abstracto, pero a la hora de verificar
requeriríamos quizá un nuevo nombre para cada experiencia, uno que le sea fiel. Podemos afirmar que no hay indicadores de verdad que nos permitan nominar las cosas que se presentan bajo los nombres que tenemos. Entonces, necesitamos volver pensable la escuela.

“Clínica” no quiere decir diagnóstico, al contrario, plantea la propuesta de un laboratorio de situaciones a ser pensadas. Intentamos poner a prueba esto a través de escrituras, ya que la operación de pensamiento tiene lugar -también- en el acto de escribir. Escribir no para que se entienda, ni para definir o concluir sino para procurar formas, explorar territorios e interlocuciones.

En este primer módulo nos proponemos explorar cómo se escribe la escuela, en qué soportes, formatos, tonos. Qué lenguajes se hacen visibles, cómo resuenan, en qué espacios y tiempos.

¿Qué viaja en un informe de reunión, en un graffiti en la puerta de un baño, en una máxima colgada en la pared del aula, en un chat por zoom? Intentaremos desentrañar en este inicio qué modos de decir pueblan la escuela, qué hay en ese lenguaje, y qué efectos suscita.

Módulo 2: Escribir las prácticas y practicar la escritura

Dónde se registra hoy el acontecer cotidiano. Quiénes registran y con qué lenguaje aparece. Qué le hace ese lenguaje a los sucesos. Qué preguntas habilita, qué confirma, qué explica, qué declama.

La propuesta de trabajo de este segundo módulo es poner a prueba la hipótesis de que existe un lenguaje “escolar”, y que ese modo de decir, que implica un punto de vista, organiza nuestra percepción de la vida en la escuela. Luego, investigaremos su potencia para leer y nombrar lo que sucede.

¿Cómo conquistamos un punto de vista y un lenguaje producto de estar entre las cosas y no de una relación de exterioridad con las cosas?

La escritura y lectura colectiva de las producciones de cada cursante será el acto necesario para poder pensar lo que nos pasa y qué hacemos con lo que nos pasa en estas nuevas coordenadas.

Módulo 3: ¿Tener problemas o estar en los problemas?

Venimos trabajando cómo escribir un pensamiento que esté vivo, que sea efecto de “escuchar el ritmo vital de la escuela”. Desbaratar el lenguaje escolar como procedimiento de desmonte de un modo de pensar y decir que atrapa la realidad en un significado unívoco. Estar entre las cosas, afectado/as, y a la vez sosteniendo la incertidumbre de quien todavía no sabe cómo se llama “eso”, a qué responde, cómo se resuelve.

Seguiremos en este tercer módulo ensayando una escritura que suspenda la insistencia de comprensión, de definición, de explicación y de conclusión por una que capture lo real como fuerzas, movimientos, intensidades.

¿De qué se trata, cómo es hacer pasar por el lenguaje algo de esa inestabilidad/ incomodidad/ indeterminación que es propio del estar entre las cosas sin la premura por explicarlas, significarlas, atraparlas en imágenes previas?

Parados en la hipótesis “La operación de pensamiento tiene lugar en el acto de escritura”, exploraremos qué otras cosas se vuelven pensables una vez conquistado otro modo de escribir la escuela.

Módulo 4: Intervenir o inter-venir.

Decimos que el pensamiento no lo es de las soluciones, sino del modo en que definimos/enunciamos/construimos problemas. Sin problema no hay pregunta (viceversa tampoco), y sin pregunta no habría creación de nuevos modos de estar entre las cosas. Los problemas son lo único que hace a la oportunidad de investigar, de pensarnos. Este último módulo avanza sobre la construcción del problema, siempre a través del ensayo de la escritura de situaciones.

Hay problemas y problemas. Un modo de pensarlos, nos lleva directamente al repertorio de soluciones disponibles en el guión escolar. Otro modo, el que huye del punto de vista escolar, nos desvía de la tranquilizadora inercia para hacer la experiencia de existir, salir de la mismidad y ampliar el abanico de encuentros y afecciones. ¿Cómo se sale del “abrigo” que nos proporciona nuestro pequeño mundo conocido?

Algo del “afuera” (en relación con las cosas) y del “adentro” (una disponibilidad, una escucha), viene a provocar ese cimbronazo que nos empuja a ir más allá. Cómo leer esa inquietud para no matarla, ahogarla sino ponerla a rodar como material de investigación. Sostenemos todavía la pregunta por qué lenguaje encontramos para serles fiel.

Importa más nombrar que los nombres… Cómo construir/encontrar problemas será lo que nos ponga en actividad en este módulo, como un faro. De tránsito por la escuela, -tenga la forma que tenga, la modalidad que tenga, la escuela hoy- cartógrafiándola, buscándola ahí donde se vuelve pregunta.

Qué problemas alcanzamos y qué intervenciones hacen posible.