Pedagogía Mutante
Contenidos
Los ejes de trabajo son los siguientes:
- Eje I – Del saber sobre la escuela a su cartografía. Nuevos diagramas
- Eje II – ¿Roles que prescriben o figuras que nombran?
- Eje III – Funcionamientos bajo la lupa (o cómo algo llega a ser lo que es)
- Eje IV – Una clínica de los ”cuerpos”. Patologías, voz, escritura
Investigación Elaboración de un escrito o trabajo final
I. Del saber sobre la escuela a su cartografía. Nuevos diagramas
En este eje propondremos diversas formas de acercamiento y problematización del cotidiano escolar. Buscaremos “recorrer la escuela” dando cuenta tanto de las lógicas que predominan en la institución como aquellas que suceden en los intersticios de la arquitectura institucional y los usos del espacio y del tiempo formales de una escuela. De esta manera, se habilitarán nuevas preguntas y percepciones de lo escolar. Un nuevo diagrama de lo escolar, que incluya una cartografía de las relaciones, los espacios, las prácticas, las relaciones de fuerza entre sus integrantes y entre éstos y la institución. La escuela es distinta según la perspectiva desde donde se la observe y se la viva.
Este eje comienza por un diagnóstico sobre la escuela, su escenario actual. ¿Qué es una escuela hoy? ¿Qué ha dejado de ser la escuela? ¿Qué se vislumbra más allá de la nostalgia? ¿Cómo mapear lo real?
La escuela está habitada por múltiples lógicas de funcionamiento. Intentaremos recorrerlas poniendo en juego, en primer lugar, un registro de lo visible más superficial o aprehensible en una primera mirada; en segunda instancia, la apuesta es a desplegar un registro de lo sutil del entramado, aquellas lógicas más difusas y microscópicas.
II ¿Roles que prescriben o figuras que nombran?
En este eje se busca presentar algunas de las figuras que pueblan y habitan las aulas. Mediante la cartografía espacial y de las lógicas de funcionamiento se trazará un mapeo de los roles y los emplazamientos subjetivos que habitan y encarnan esa arquitectura escolar.
Partir del mapa y reconocer allí los umbrales de posibilidades, poniendo en cuestión imágenes nostálgicas del aula (“la de antes”) y de docentes. Ni la escuela es la de antes, ni los roles son los mismos (ni pueden serlo).
Resulta indispensable hacernos preguntas tales como ¿Qué hacemos acá? ¿Qué podemos armar? Un sinceramiento que implica reconocer lo que vivimos efectivamente en el aula, perforando imaginarios sostenidos en ideales desencarnados. Cómo pensar el terreno donde nos toca jugar.
Plantearse el problema de qué hacer implica negar cualquier mandato imperativo, buscando despejar presunciones ligadas a un deber ser.
Derramado el rol docente, en su sentido tradicional, proliferan distintas figuras sobre la docencia. Figuras que se incuban desde un fuera de rol y que muestran una potencia epistemológica al no cargar con ciertos preconceptos o expectativas propias del docente tradicional. No se trata entonces de fijarse en un rol determinado, porque tampoco existen garantías de poder encarnarlo, sino de devenir otros. Negamos la moral, pero tampoco apostamos a un relativismo ético. Se trata de evaluaciones inmanentes a los actos de armado de situaciones que nos toca participar. Situaciones donde todos los personajes de lo escolar exponen sus potencias como cuerpos vivos, sin despojar de capacidad de acción a los alumnos o docentes.
III Funcionamientos bajo la lupa (o cómo algo llega a ser lo que es)
Aquí esbozaremos un análisis de “lo constituido” o lo por constituir. Revisando algunas imágenes, roles, secuencias, saberes construidos, lógicas que sí funcionan y “arman” o sostienen la situación escolar, pensadas como instancias constituidas de lo escolar.
Acerca del método del ver qué onda. Ver qué onda como método: lo escolar no sólo como cuestión pedagógica o didáctica, sino también –y principalmente– sensible¹ . La máquina escolar cruje cuando intenta leer otros registros que no sean las voces de respuestas a preguntas sobre contenidos. Es necesario leer, escuchar, recodificar otras voces y palabras, otros signos (los que disparan los músculos y los sentidos agitados), gestos, cruces de miradas y todo lo que se escapa al aire. Ver, olfatear, escuchar, tantear qué es lo que pasa en un aula, entre los pibes y entre los pibes y los docentes…lo que pasa es realidad sensible que todavía no tiene palabras o voces, pero que afecta y puebla cuerpos. Ver qué onda, qué ondas sensibles y anímicas atraviesan cuerpos, intensidades y flujos. Ver qué onda es entonces un punto de partida para perderse en las experiencias de los pibes, y ver qué onda porque no hay nada escrito previamente. Ver qué onda es entonces un punto de partida para volvernos porosos a las experiencias de los pibes. Los guiones perdieron consistencia, ya no hay garantías. Un docente que utiliza este método se piensa y piensa relaciones no-lineales (en términos de avances o retrocesos, o logros y déficits), y tantea desplazamientos, fugas.
En la actualidad, las escuelas no se habitan solo con enunciados, se trata de abordar, abrir, investigar esas realidades sensibles y esos malestares inéditos y desconocidos que nos atraviesan. Ver qué onda entonces como un posible método para captar y procesar las informaciones sensibles que pueblan la escuela.
Podríamos plantear dos preguntas que impulsan esta proto-metodología ¿Cómo crear cosas comunes sobre las cuales dialogar, pudiendo invocar también nuestros propios deseos y ganas?, ¿Qué hacer con esa masa de datos vitales y sensibles con la que nos encontramos en las aulas?
IV Una clínica de los ”cuerpos”. Patologías, voz, escritura
Lenguaje y cuerpo: la voz docente como emergente de una corporalidad condicionada por una coyuntura determinada. El lenguaje constituido por afecciones en un contexto singular. Imposibilidad de cerrar el signo sobre su materia significante. Multiplicidad de relatos: reconocer signos no verbales en la escuela: imagen y gestualidad.
Escucha y traducción: el lenguaje es estrategia. La escucha como la indagación de las diferentes potencias que se activan en cada discurso y no como la proyección de un sentido a priori. Traducir como la posibilidad de componer y hacer crecer diferentes culturas escolares sin moralización de lo heterogéneo, como tampoco de celebración de lo múltiple. Problematización del concepto de transmisión.
La investigación y escritura docente como tecnología terapéutica. Fuga de la soledad áulica y posibilidad de devenir otro. Pensamiento y reflexión como aumento de la capacidad de acción. Búsqueda de nuevas imágenes de politización.
El aula como un territorio complejo con diversos códigos de sentido. El ruido como incompatibilidad de referencias culturales y la necesidad de interpretación del otro como una constante. Irrupción de patologías. El problema de la voz y la audición docente. Crítica a los discursos normalizadores.
Este eje se presentará en, por lo menos, tres clases virtuales y se acompañara de algunos talleres de trabajo (foro de debate) coordinado por los tutores/docentes.
Investigación Elaboración de un escrito o trabajo final
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