De eso no se habla
Cecilia Nahón, Carlos Bianco y Ricardo Aronskind disertaron sobre el rol de la OMC y el G-20 en el II Congreso de Políticas Públicas, organizado por el Área Estado y Políticas Públicas de la FLACSO Argentina y el Centro Cultural de la Cooperación.
Publicado el 2 de diciembre de 2017, en el suplemento Economía del diario Página 12.
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De eso no se habla
“Argumentar que organizar un G-20 derramará inversiones en el país es una estafa. El determinante de las inversiones productivas no pasa por ahí”, advirtió la ex embajadora argentina en Estados Unidos Cecilia Nahón. “El presidente Mauricio Macri heredó un G-20 cuestionado, debilitado y desorientado. Tenemos una oportunidad para sellar la discusión internacional con una agenda propia, pero es una paradoja que lo haga un Gobierno sin una visión desde el sur ni latinoamericana”, sostuvo ayer la economista durante un debate sobre organismos multilaterales y neoliberalismo realizado en el marco del II Congreso de Políticas Públicas, organizado por Flacso y el Centro Cultural de la Cooperación. “La exclusión de las organizaciones de la sociedad civil de la reunión de la Organización Mundial del Comercio es un escándalo que revela la naturaleza del gobierno argentino con las voces disidentes”, expresó Nahón, al cuestionar la decisión del Ministerio de Seguridad de revocar las acreditaciones otorgadas por la OMC a 63 representantes de la sociedad civil de todo el mundo para participar de de la 11º Conferencia Ministerial del organismo multilateral en Buenos Aires.
“La victoria de Trump, los cambios políticos en Europa y el Brexit generan fisuras serias para las loas homogéneas al libre comercio y la desregulación que pretendía lanzar Argentina en el G-20”, advirtió la ex funcionaria durante el evento, donde disertó junto a los expertos Carlos Bianco (UNQ), Ricardo Aronskind (UNGS), Diana Tussie (Flacso) y Javier Echaide (UBA). “La OMC es el principal vector institucional de las políticas de libre comercio. Los resultados de la Conferencia Ministerial no van a ser catastróficos ni desastrosos, porque no va a suceder mucho. El problema para el desarrollo argentino es lo que no se discute al interior del organismo”, señaló Bianco, asesor de la CTA de los Trabajadores y ex secretario de Relaciones Económicas Internacionales.
Durante su exposición, el investigador y docente enfatizó la necesidad de revisar las asimétricas reglas existentes que, por ejemplo, validan que la Unión Europea subsidie a sus productores agropecuarios hasta 2020 con una suma equivalente al 80 por ciento del PIB argentino, mientras que se restringe el ingreso de alimentos y materias primas desde el Mercosur. “El margen de política tecnológica e industrial se achicó muchísimo. Todos los instrumentos utilizados por Alemania, Estados Unidos, Japón, Inglaterra y Corea del Sur para desarrollarse están bloqueados por el organismo. No hay ningún país en el mundo que se haya graduado como desarrollado desde la creación de la OMC. Cuando quisimos poner en marcha un instrumento limitado como las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación nos hicieron un juicio”, expresó Bianco.
“Lo mejor que puede pasar con la OMC es que colapse. El organismo impone limitaciones muy fuertes para llevar adelante políticas de desarrollo. Pero, lo cierto es que no hacen falta el FMI, la OMC o la OCDE porque a veces los limitantes son de cosecha propia y te destruyen la industria sin necesidad de las exigencias de los organismos multilaterales”, sostuvo el economista del Instituto del Desarrollo Humano de la UNGS, Ricardo Aronskind, al advertir la relevancia que tuvo el Estado en los procesos exitosos de desarrollo económico. “La agenda internacional es neoliberal y promueve un grupo de ganadores dentro del que no estamos”. Pero Aronskind sostiene que “el problema central para la Argentina es local, ya que desde el cambio de Gobierno la decisión soberana de desarrollarse desapareció de la agenda nacional”.