“La ciudad moderna multiplica conflictos”
Artículo publicado en el Diario Tiempo Argentino, domingo 8 de junio de 2014
Es el coordinador del Programa de Planificación Participativa y Gestión Asociada de FLACSO, que estimula la relación articulada entre autoridades políticas, técnicos, académicos y la misma comunidad, para que las políticas de gestión respondan a necesidades concretas, y sean inclusivas, democráticas y fruto de la participación popular. “Ayudamos a construir voluntades políticas para ampliar el proceso comunitario, y que la democracia sea cada vez más amplia”, subraya. Desde esa mirada, además, lista las desigualdades sociales que desnudan los proyectos de urbanización en la Ciudad de Buenos Aires. –Se dice siempre que la Ciudad de Buenos Aires muestra desigualdades sociales. ¿Dónde se plasman, concretamente? –Con más de tres millones de habitantes, más dos millones que ingresan diariamente por trabajo, Buenos Aires presenta una diferencia territorial de inversiones muy contundente, donde el sur constituye la región más atrasada. El error es pensar la Ciudad dentro de los límites de la General Paz, y no proyectar una estrategia conjunta con la provincia y los municipios de los primeros cordones. –Suena simplista, pero da la impresión de que nunca hay proyección estratégica, sino medidas sueltas acordes a la inclinación política del gobierno de turno. –Las ciudades deberían ser lugares de convivencia social. Por otro lado, la ciudad nunca se queda quieta, es un proceso en continua renovación. Y uno de esos procesos es la urbanización, donde el modelo dominante hoy es el capital financiero internacional inmobiliario. –Que no deja nada en pie… –Exacto. Un ejemplo es lo que se quiere hacer ahora en La Boca, donde el gobierno porteño proyecta un área cultural y un corredor turístico hasta la zona de Caminito. Suena bien, pero el “detalle” es que se trata de procesos expulsivos de la población que vive en esos territorios. Otro tema importante son las normativas que ese capital financiero esquiva. –¿De qué manera? –Logrando modificaciones en las leyes. En la esquina de Belgrano y Jujuy demolieron la edificación, y un grupo empresario fue comprando lotes. Cuando llegue a 5000 metros cuadrados, eso será suficiente para conseguir aprobar una normativa especial –porque así figura en el Código de Planeamiento Urbano– que significaría poder edificar en alturas mayores a las permitidas, si lo quisiera. –¿Qué significó Puerto Madero para Buenos Aires? –Era la joya de la abuela, y nunca se determinó que sus beneficios se redistribuyeran en otros sectores de la Ciudad postergados y con grandes necesidades. –Otro tema discutido fue el Metrobus… –Ese sistema de buses arrancó en Curitiva, donde la ciudad fue desarrollándose “a partir” del llamado Metrobus. Es decir, los procesos de urbanización sucesivos debían estar conectados con el sistema troncal que estaban armando, desde el cual la ciudad se planificó. Allí, el sistema es estructurante del desarrollo urbano. –¿Acá es a la inversa? –Claro. A diferencia de otros lugares, como Medellín y Bogotá, donde también la red de transporte estructura el mapa urbano. En la avenida 9 de Julio, por ejemplo, lo único que hizo el Metrobus fue mejorar la circulación en algunas calles céntricas, y la velocidad del tránsito en tramos determinados. Pero los beneficios son acotados a una porción de gente muy pequeña. Por otro lado, digamos que la cultura del uso del auto es de tal dimensión, que los coches se convirtieron en objetos personales que dan “prestigio”. Uno quiere salir de Pilar y estacionar en la puerta de su empresa. ¿Cómo vas a dejar el auto en Chacarita y subir al subte, donde compartís espacio con otros humanos transpirados, feos, sucios y malos? –Otra forma de hablar de las desigualdades a las que hacíamos referencia antes… –Sí, porque más allá de que en toda ciudad hay desigualdades, algunas cosas alimentan esa diferencia. ¿Por qué Macri gana en Buenos Aires? Porque su electorado supone que Macri pondrá “la casa en orden”, y limpiará todo lo feo, molesto e incómodo. La señora que limpia en la casa de ese que lo vota, el recolector de residuos, el barrendero. Yo electorado, los necesito, pero al mismo tiempo quiero que no estén. La ciudad, en su estado más moderno, tiende a multiplicar los conflictos interclases. Si no hay diálogo entre todos esos sectores, ni se definen normas mínimas de convivencia, la geografía se convierte en una jungla.