Horarios: 17 hs (ARG UY PY CH) | 15 hs (COL EC PE) | 14 hs (MX)
Con Silvia Español, Mariana Bordoni y Soledad Carretero.
El cuidado de la primera infancia en pandemia requiere, como toda cuestión social compleja, ser abordado desde múltiples ámbitos.
Esta charla está enfocada en brindar tres ideas directrices provenientes del ámbito de la psicología del desarrollo que consideramos relevantes para disponernos a pensar cómo cuidar a los más pequeños (0 -3 años) en este contexto (que, por cierto, ha sido bastante cambiante).
La primera idea directriz es la relevancia del entorno durante los primeros años de vida. Nuestros bebés nacen inmaduros y extremadamente vulnerables. Se considera que continúan su gestación fuera de útero, ya que el cerebro continúa creciendo a ritmo fetal durante la primera infancia, y su desarrollo psicológico se “esculpe” en relación a las experiencias del bebé en su entorno, el cual es encauzado no sólo por la actividad del bebé en solitario, sino por las acciones de cuidado e interacción con los adultos de su comunidad. Esta condición altricial de nuestra especie ha provocado una suerte de “biología del amor” que hace que -en general y si todo está bien- atender/cuidar a les bebés sea gratificante y benévolo. Entonces, resulta fundamental que prestemos atención al entorno físico y social de los pequeños. La pandemia y la post-pandemia generan un entorno enrarecido y hemos de detectar con claridad las rarezas que aparecen en los diversos contextos (familiares, educativos y comunitarios).
La segunda idea directriz es la heterogeneidad de los momentos del desarrollo. En el continuo y vertiginoso proceso de cambio corporal/psicológico que ocurre durante toda la primera infancia, pueden reconocerse sub-períodos en los que se desarrollan habilidades específicas que requieren el acoplamiento con rasgos específicos del entorno. Entonces, hemos de pensar cuáles son los aspectos del entorno que es prioritario cuidar en función de los procesos corporales/piscológicos que están en juego en cada sub-período del desarrollo.
La tercera idea directriz es la gran flexibilidad infantil. La contracara de haber nacido inmaduros es la gran flexibilidad que caracteriza a los bebés (si no aprenden en una ocasión lo hacen en otra, si algún sentido está disminuido, aprenden a recurrir a otro). Aun así, hay períodos sensibles para la adquisición de ciertas habilidades, especialmente aquellas que nos identifican como humanos (hablar, caminar, narrar, crear símbolos). Por lo que conviene que tengamos presente que, si algunos aspectos del desarrollo se vieron afectados, contamos con la gran flexibilidad infantil para facilitar su recuperación. Podremos compensar intentando ajustes en el entorno (siempre con demora y observando las propias capacidades de creación del bebé). Pero a la par, hemos de estar muy atentos para no permitir, aún en situaciones extremas si las hubiere, que las privaciones se extiendan más allá de períodos sensibles.
Luego de abordar las tres ideas directrices, la charla hará foco en comentar cuáles son los procesos corporales/psicológicos que están en juego en cada sub-período del desarrollo, cuáles son, por tanto, los rasgos del entorno que es prioritario cuidar y se mencionarán algunas estrategias posibles para hacerlo.