“La tecnología parece neutra, pero aún tiene desigualdades de género muy sutiles”
Gloria Bonder, directora del Área Género, Sociedad y Políticas, es asesora del secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y coordina la Cátedra Regional Unesco Mujer, Ciencia y Tecnología en América Latina.
Publicado en Télam, domingo 30 de septiembre de 2016.
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“La tecnología parece neutra, pero aún tiene desigualdades de género muy sutiles”
Si bien la participación de las mujeres en lo digital ha crecido mucho en los últimos tiempos, aún queda pendiente visibilizar las “desigualdades de género muy sutiles” que se dan en el marco de una tecnología que “no es neutra” y, además, promover que las trabajadoras y estudiantes “no tengan que asimilarse al mundo masculino para ser aceptadas en el campo informático”, analizó Gloria Bonder, investigadora de Flacso.
Asesora del secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y coordina de la Cátedra Regional Unesco Mujer, Ciencia y Tecnología en América Latina, Bonder relató los resultados de las investigaciones que viene realizando junto a su equipo en este campo durante la conferencia “Las mujeres en la creación tecnológica: de la formación a la transformación”, que tuvo lugar ayer en la Fundación Telefónica, ubicada en la Ciudad de Buenos Aires.
“No es un problema que tiene la mujer el hecho de que todavía sea muy menor (20% en Argentina) la participación femenina en trabajos y carreras vinculadas con la tecnología”, señaló Bonder en diálogo con Télam.
“En realidad, es responsabilidad de las instituciones y ciertas normas culturales que no son receptivas a la riqueza y diversidad que traen las mujeres al campo tecnológico”, añadió la investigadora.
A nivel global, las estudiantes de informática representan el 25% del total, mientras que en Argentina esa cifra apenas alcanza el 20%; en las empresas tecnológicas el total de la fuerza de trabajo de las mujeres representa un 30%.
El encuentro también contó con una charla brindada por Gusi Bertomeu, educadora, creadora de una empresa de software en España y fundadora del portal www.e-mujeres.net
“Las mujeres hasta ahora manifestaban resistencia a los usos tecnológicos. Pero esto no es culpa de ellas sino del paradigma que es muy masculino, en cuanto a sus formas, contenidos y objetivos”, explicó a Télam Bertomeu.
En este sentido, Bonder citó un ejemplo positivo como fue el de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, que registró un aumento en la matrícula de las mujeres en carreras informáticas.
“Esta universidad hizo un cambio en sus currículas para incluir el aspecto de transformación social de la tecnología, lo cual incrementó el interés por parte de las mujeres. Porque no se trata solo de decirle a las mujeres que vayan a estudiar esas carreras, sin incluir cambios que sean receptivos a su riqueza y diversidad”, precisó la investigadora argentina.
Por otra parte, si bien la brecha en cuanto a usuarios de tecnología es casi inexistente ya que en América Latina las mujeres representan el 49%, la problemática hoy pasa por otro lado.
“Todavía existe lo que llamamos la ‘roca viva’, y es que las mujeres que estudian y trabajan en tecnología no tengan que asimilarse a un mundo masculino para ser aceptadas”, subrayó Bonder.
Así, contó que junto a su equipo de cátedra de la Unesco realizaron investigaciones sobre mujeres en empresas tecnológicas en tres países: Argentina, Costa Rica y Colombia.
“Lo que vimos es que las mujeres llegan a un ámbito donde hay reglas, normas, secretos y vinculaciones entre los varones. Además, muchas veces la manera en que está organizado el trabajo es aceptada solo por los varones: los tiempos, los horarios extensos y las demandas”, añadió la investigadora.
Por lo cual, señaló que a las mujeres les queda tres alternativas: refugiarse en un mundo pequeño de mujeres, asimilarse a la cultura masculina (en las formas de vestir, moverse, presentarse para ser aceptadas), y la otra opción es irse.
“Se sabe que un 30% de mujeres que entran a las empresas tecnológicas desertan porque se sienten extenuadas por la demanda y por el tipo de relaciones de poder que existen. Si bien muchas empresas están cambiando porque necesitan a las mujeres, todavía falta”, remarcó Bonder.
Esta situación también se suma a ciertas “marcas de género” inscriptas en productos tecnológicos, por lo que Bonder subrayó que se necesita “una lupa muy grande para analizar esas cuestiones en el mundo digital ya que muchas veces la tecnología parece neutra pero en realidad todavía guarda desigualdades muy sutiles”.
“La tecnología parece neutral y está pensada generalmente para un usuario que se entiende como universal. Pero en realidad tiene marcas de género (como el uso excesivo de pronombres masculinos en traducciones automáticas, diseños de cinturones de seguridad pensados para una contextura física masculina, o asistentes tecnológicos para cuidado de adultos mayores sin considerar la cuestión de respuestas afectivas requeridas por las mujeres), y tenemos que empezar a crear tecnologías desde otros paradigmas”, sostuvo.
Ambas especialistas destacaron que el punto de partida por excelencia para revertir estas situaciones de desigualdad es la educación. Pero también, se trata de desarrollar una “transformación sistémica”, que requiere del rol de la publicidad, los medios de comunicación, las políticas, las pautas y normas culturales.
“No se trata de posicionar a la tecnología como la única carrera que las niñas deban elegir, sino de que efectivamente exista entre sus posibilidades. La igualdad no es asimilación sino igualdad en la diferencia”, concluyeron Bonder y Bertomeu.