Reflexiones al sur de la pandemia: COVID-19 y filosofía

Por Miguel Ángel Forte, vicedirector de la Maestría en Ciencia Política y Sociología de la FLACSO Argentina.
Publicado en diario Perfil, 10 de mayo de 2020.
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Aunque nunca sepamos nada acerca del futuro podemos afirmar con Niklas Luhmann que, con arreglo a razón y a experiencia, cada presente, es la consecuencia de decisiones tomadas en el pasado. Mientras, en lo inmediato, tal como afirma Habermas apropósito de la pandemia del coronavirus: Nunca habíamos sabido tanto acerca de nuestra ignorancia. Trayendo de esta manera una vez más al socrático; sólo sé que no se nada. Nos advierte además el autor a sociólogos y a economistas, que seamos cuidadosos con las afirmaciones sobre las consecuencias de la pandemia. No obstante, si a pesar de la sugerencia de Habermas, le damos lugar a las predicciones en el registro de la filosofía contemporánea, podemos entonces recordar a la reciente apuesta distópica de Byung Chul – Han cuando imagina a la sociedad del futuro, regresando a su forma disciplinaria y viral de la época de la guerra fría . O por por el contrario, concebir el futuro societario global, en el registro utópico de Zizek, cuando vislumbra en el horizonte a un comunismo de nuevo tipo, o bien cuando Agamben, afirma que tal peste no es ni más ni menos que otra excusa para poner en acto la permanencia de Estados de Excepción, como en más de una ocasión ha sostenido. Si bien estas reflexiones han generado ricos debates globales, no dejan de ser conjeturas y especulaciones, cuando sabemos que el conocimiento siempre está en el filo de la navaja entre aquello que informa el mundo externo a la percepción y nuestras construcciones subjetivas.

Lazo social y sistemas sociales

Desde un punto de vista sociológico, trataré aquí de llevar a cabo algunas reflexiones con lo que tenemos cerca para así intentar comprender el presente de esta modernidad tardía que, en principio, se caracteriza hoy por una violenta discontinuidad de nuestras vidas. Esto es que, un virus, por primera vez en la historia en todo el planeta, nos obligó más temprano que tarde a retirar del espacio público, a una gran parte de la población en el marco de una paralización del sistema económico capitalista mundial, sin precedentes, cuando por ejemplo, el precio del galón de petróleo en el día de hoy, lunes 20 de abril a – 37 dólares, confirma, aunque de manera inversa, aquella profecía de Max Weber, cuando decía que nuestra civilización iba a culminar, con la última tonelada de carbón fósil. En tanto el sistema sanitario, según Rudolf Stichweh de la Universidad de Bonn, en su artículo Simplificación de lo social durante la pandemia, lo presenta, como aquel que concentrando el sentido de las comunicaciones globales a simplificado lo social por la primacía de su función y afectó en consecuencia, al resto de los sistemas de manera diferenciada. Por su parte y dentro del mismo sistema, se puede observar que, según la información disponible, la vacuna o la medicación para la enfermedad, tardarán un tiempo para encontrarlos y otro tanto para los efectos deseados en la prevención o la en la cura respectivamente. Mientras tanto en cuarentena, la vida se ha desplazado hacia el mundo virtual de nuestras pantallas de móviles y de ordenadores. En tal sentido, a la manera de ejemplo, el sistema educativo, otro afectado de manera particular por el coronavirus, desde los jardines de infantes hasta los posdoctorados, se ha puesto en forma de aula virtual y sus variantes, aumentando la explotación y la auto explotación del personal docente y administrativo, al tiempo que se atosiga de deberes escolares, postergando así la posibilidad de, en ese tiempo, reflexionar en conjunto sobre la situación particular que padecemos. Por otra parte, pero en igual sentido, nuestra vida cotidiana y su mundo afectivo, el de los amigos, el de las reuniones, al fin aquel de los encuentros de todo tipo y en todos los campos, se han adecuado al uso de programas y de aplicaciones varias; abarcando incluso a nuestra sexualidad, que en Argentina se hizo una cuestión de Estado con las correspondientes sugerencias programáticas, impulsadas desde el Ministerio de Salud. Puede decirse entonces, en el espíritu de Durkheim que el lazo social, esto es la factura del vínculo que nos da el lugar de pertenencia a un todo y nos da la idea de nosotros, sea esta bajo la forma de clan, de tribu o de nación, se ha modificado ya que aunque se diga que la cuarentena es un distanciamiento social, se trata al fin nuestra vida social de un distanciamiento de los cuerpos, ya que lo social se mantiene cuando las relaciones alter ego, aunque se dan en los intercambios en la soledad de cada uno, se forman grupos de relaciones virtuales en todos los ámbitos de interacción. Cabe señalar aquí, que hace tiempo que nos venimos entrenando para jugar este partido, cuando el capitalismo, bajo la forma de sociedad de control y de rendimiento, pudo borrar la diferencia, desarrollo tecnológico mediante, entre el espacio del trabajo y el del ocio, al tiempo que fue creando en la dinámica del sistema capitalista, refinadas maneras de inclusión y de exclusión social, bajo la forma de conocimiento y de manejo diferenciado de programas o de aplicaciones que hoy parecen instalarse en nuestras vidas, de manera sistémica y definitiva.

La cuarentena en sí misma

El otro aspecto de la crisis es el lugar que ocupa la preocupación en sí, por el tiempo de duración y de la consecuente finalización de la cuarentena sin prestar la atención suficiente acerca del problema que la motiva. Tampoco se observa, en el comportamiento de las distintas sociedades de occidente, presión de la población sobre la clase política por la cuestión y las implicancias del COVID – 19. En el caso de la Argentina, por ejemplo, hay una ausencia notoria de comunicaciones desde el sistema político. Siendo a su vez, por otra parte, el posicionamiento de la sociedad respecto de la política, de la ciencia y de la economía, lo que seguramente definirá el futuro de las democracias occidentales. De momento, la población se encolumna detrás de la cabeza del poder ejecutivo, más allá de la línea de acción que este trace en la crisis. Así la obediencia, puede resultar ser la forma que la sociedad encuentra para evitar la anomia ante la incertidumbre. Por otra parte, en relación con la forma en que se manifiesta en las redes el efecto de la cuarentena, se puede observar la presencia en la población de los aspectos culturales que hacen a la vida cotidiana en el marco del liberalismo, del Estado de Derecho y del individualismo. Así en la cuarentena, que cuenta con restricciones variadas para la libre circulación, se echa de menos a las costumbres del individualismo urbano. Por otra parte, paradójicamente con las demandas liberales de la población hastiada en la cuarentena, se cuestiona al capitalismo de Occidente por su respuesta ineficiente a la pandemia mientras que se valora a los Estados capitalistas, autoritarios, no individualistas de China y de Corea del Sur, con marcadas diferencias de clase, como se ha visto en la película coreana Parasite, del sociólogo Bong Joon Ho. Aquellas son sociedades con un fuerte control sobre la población, como señala Byung – Chul Han, aplicados en la coyuntura al sistema sanitario y sugiere el filósofo coreano radicado en Berlín, la posibilidad de que estos modelos triunfantes contra la epidemia puedan resultar en el tiempo susceptibles de ser exportados, a lo que habría que agregar a su pronóstico, que la capacidad económica de los países citados al servicio del desarrollo tecnológico aplicado a la sanidad y al disciplinamiento sobre la población resultó determinante. Queda entonces al fin, abierto el interrogante sobre las consecuencias que dejará la pandemia sobre la humanidad, en que repercutirán sobre el orden social en el futuro cercano y que protagonismo tendrá la humanidad al fin sobre su destino.